El término "Masón" tiene su raíz en el idioma francés que significa "Albañil ó Constructor", acepciones asignada a los miembros del gremio de constructores medievales cuya principal actividad fue la de realizar las grandes iglesias o templos de la época del medioevo. Estos gremios guardaban bajo silencio y juramento los secretos del arte de la arquitectura y fueron aceptando a hombres libres y de buenas costumbres de diferentes profesiones y actividades al sector de la construcción, convirtiéndose en lo que hoy representa la organización masónica como entidad formadora y constructora del templo de la humanidad.

Sin embargo, la historia y la tradición simbólica de la masonería, apunta el inicio de la milenaria institución a partir de la construcción del templo del rey Salomón, una de las maravillas del mundo antiguo bajo la dirección de Hiram Habib, en el cual se aplicaron los más refinados cálculos de la construcción, diseño y acabados para albergar los secretos y pensamientos del mundo antiguo, cobijando todas las vertientes de las creencias filosóficas y religiosas bajo la tolerancia, la libertad, igualdad y fraternidad.

Hoy, en el mundo contemporáneo podemos disfrutar el refinamiento de las sedes de la masonería en el mundo, las cuales expresan en su arquitectura fundamentos del orden y la belleza que se percibe en conjunto como la mayor armonía en sus elementos y acabados, sin incluir el lenguaje simbólico propuesto en los múltiples detalles de sus construcciones.

La apreciación artística de las sedes de las grandes logias masónicas en el mundo sin excluir el alto significado en cada detalle de sus múltiples diseños y elementos decorativos, nos lleva a comprender la inmensa cohesión de su estructura teleológica (Visión, Misión, Objetivo, Propósito, Filosofía y Valores) la cual es plasmada en cada componente arquitectónico, perdurando desde tiempos inmemoriales, guardando la frescura y vigencia de su misión, y especialmente la similitud en su estructura orgánica en toda la historia y en las diferentes sedes esparcidas en el planeta tierra.

El orden es el sostén de toda institución o persona, reza uno de sus principios en la masonería, la belleza y la fuerza que sobresale en la arquitectura masónica en el mundo obedece a la cohesión de su fuero interno como muestra externa de una propuesta vigente para el desarrollo de la humanidad.

La exquisitez de la arquitectura masónica no es producto del azar o de la influencia de la moda, está regulada por el lenguaje simbólico masónico, lo que constituye un patrimonio histórico de la humanidad para siempre recordarlo a los ojos y al alma, ya que desde el ingreso a cualquier sede, cada elemento arquitectónico y sus decoraciones le hablan al iniciado, influyéndolo con la armonía de sus formas y diseños en lo más profundo de su psiquis.

Muchos experimentos realizados a mitad de siglo XX por científicos del movimiento alemán denominado Psicología de la Forma, indican la influencia del entorno en la estructura psíquica del individuo, del cual brotaron las teorías de la composición que afectaron a todas las ramas del arte generándose movimientos y nuevas concepciones en las artes, incluyéndose a la arquitectura, sin embargo, la masonería siempre aplicó todos estos conceptos en su actividad constructora de los templos o sedes.

Recorrer cada tramo de una construcción en una sede masónica denominadas en todo el mundo como grandes logias, es una experiencia visual, afectiva y espiritual; es la expresión del pensamiento y del alma humana en agradecimiento al concepto de la masonería denominado Gran Arquitecto del Universo donde abiertamente conviven todos los conceptos de dios y sus diferentes formas de creencias.

La arquitectura masónica es toda una alegoría a la construcción del ser humano y de la humanidad en general, despidiendo su arquitectura la vitalidad de sus principios y la sabiduría de miles de años esculpida en las formas dadas en sus sedes.